De la Mediana edad a la Edad plateada
De la mediana edad a la edad plateada
¿Qué es la edad madura o edad mediana?
Pues gente, hasta no hace mucho la definición de edad madura o mediana edad se resumía más o menos así:
Definición de mediana edad
«El periodo de la vida comprendido entre la edad adulta temprana y la tercera edad suele denominarse mediana edad. Generalmente, se considera que esta etapa de la vida abarca entre los 45 y los 65 años, y se caracteriza por cambios físicos, cognitivos y sociales. Durante esta época, muchos individuos buscan la estabilidad en la vida estableciendo compromisos familiares y laborales. Es habitual que las personas reflexionen sobre su pasado, reconozcan sus limitaciones y tracen su futuro durante este periodo. El trabajo a la mediana edad es un elemento importante para muchas personas, que intentan mantener sus carreras y su estabilidad económica al tiempo que hacen malabarismos con las obligaciones familiares.
A medida que envejecemos, nuestros cuerpos y mentes experimentan diversos cambios, y una de las etapas más significativas es la edad madura. En esta fase, las personas suelen reflexionar sobre su pasado, aceptar sus limitaciones y aceptar nuevos retos. La mediana edad es un periodo único que comienza en torno a los 45 años y dura hasta los 65 años. Durante esta época, experimentamos cambios físicos, cognitivos y sociales que repercuten en nuestro bienestar general.
Describir la mediana edad puede ser complejo, ya que puede verse influida por numerosos factores, como la cultura, el género o la experiencia personal. Mientras que algunos investigadores consideran la mediana edad como una fase de transición entre la edad adulta joven y la tercera edad, otros la ven como una etapa distinta con sus propias cualidades. Independientemente de cómo se defina, la mediana edad es una época de cambios y crecimiento significativos, tanto en el cuerpo como en la mente.”
Pero, claro, las cosas cambian.
Es decir, que si hace 300 años llegar más allá de los 40 años era ya todo un record, hace 100, la esperanza de vida se aumentó un poco más y tuvieron que añadir una clasificación más entre jóvenes y viejos: la edad mediana.
Luego, la sociedad se volvió un poco más fina y a los viejos se les llamó la edad de oro, como honrando su experiencia y sabiduría. Hasta ahí, íbamos bien.
Pero, he aquí, que, en los últimos 25 años la esperanza de vida se ha duplicado y más.
Si antes la mediana edad empezaba a los 40 años, ahora es muy frecuente, escuchar por la televisión, hablar de un “joven de 40 años”.
Pues, hombre, no está mal. Para una Sociedad que se ha convertido en adoradora de la juventud y que la quiere mantener a toda costa, que a los 40 años te consideren joven pues nos gusta. O ¿no?
Claro está que, con este vertiginoso aumento de la esperanza de vida, han llegado también numerosos problemas.
Uno, que ya no se sabe donde está el límite entre la juventud, la edad adulta y los viejos.
Otro: que ya no hay crisis de los 40. Ahora hay crisis de los 40, crisis de los 50, crisis de los 60… vamos una crisis por cada decena de años. No sé porque no se habla también de la crisis de los 20 o de la crisis de los 30. O, mejor dicho, sí que lo sé, por pura hipocresía, porque se quiere hacer creer que cuando uno es joven no tiene crisis, como si la juventud fuera una época celestial.
Otro problemita es que, cuando pusieron la edad de jubilación a los 65 años, habían calculado dos cosas principalmente:
- Que poquísima gente llegaba a los 65 y se llegaba a jubilar. Y, si lo hacían, tampoco duraba mucho más.
- Que había mucho trabajo para todo el mundo. El mundo se estaba aún reconstruyendo después de las varias guerras y la Inteligencia artificial y las tecnologías no habían invadido de forma masiva nuestros hogares ni los lugares de trabajo.
Como resultado de estos dos factores, las pensiones de jubilación eran un éxito. La gente estaba hipercontenta, soñado con una vida de vacaciones cuando llegara a la jubilación y, para el Estado, era algo relativamente fácil de mantener ya que había más gente aportando dinero para la bolsa de jubilación y poca gente que llegaba a cobrarla mucho tiempo.
El éxito era tal, que, en un momento dado, hasta se les ocurrió, en un momento de crisis, cuando la tasa de paro se disparó, inventar las jubilaciones anticipadas. ¡Fenómeno! Idea genial, cuyas consecuencias afrontamos nosotros, los que en aquella época trabajábamos.
Pero, todo cambia. Y la cosa cambió, vaya si cambió.
En un relativamente corto periodo de tiempo, el mundo ya estaba reconstruido, había más personas que antes porque habíamos “repoblado” los muertos que se habían perdido en las guerras, la tecnología empezó a sustituir a las personas (no tenían que pagarles un sueldo a las máquinas, que lo hacían mejor y más rápido que tú y que yo), la gente vivía más tiempo, llegaban a la edad de jubilación y encima duraban, cobrándola, un montón de tiempo. Sin olvidar, la incorporación de las mujeres al mercado laboral. Ojo, no porque los hombres fueran así de majos, sino porque quedaban pocos (en las guerras habían muerto un montón) y nos necesitaban. Nos pagaban menos, cierto, pero nos pagaban y, por consecuencia, también teníamos derecho a jubilarnos.
Resultado: sistema literalmente a la mierda.
Tras ese fenómeno también ocurrieron dos cosas:
- El Babyboom, que llenó el mundo de jóvenes. Estos jóvenes que, además trabajaban y tenían su dinerito, era todo un mundo consumista a explotar. Surgieron montones de productos para satisfacer a esta juventud y, sobre todo, para convencerles de que debían, debíamos conservarla.
Los anuncios, la cosmética, la cirugía estética, etc. etc. estaban dedicados a la juventud, principalmente. Había que conservar la juventud a toda costa. Y, si no, parecerlo. Se acabaron las canas, las arrugas y la curva de la felicidad.
Había que cuidarse y permanecer joven. Prácticamente, lo hemos conseguido. Personas de 50 o 60 años no tienen nada que envidiar a los de 30 a 40.
- Las mujeres no estaban pariendo como conejas toda su vida. Trabajamos y, encima, nos gustaba. ¡Cómo pa no! De pasarse la vida con un bombo, cambiando pañales y dando una papilla tras otra, a poder arreglarse para salir al mundo a socializar, había una gran diferencia.
Cada vez nacían menos niños (y menos mal, porque si no ahora el problema sería mayor) con lo cual, había menos gente para trabajar después y que aportase dinero a la bolsa de las cotizaciones para la jubilación.
Imagino que a nadie se le ocurrió que las maquinitas que sustituían a los trabajadores hubieran debido pagar sus cotizaciones para seguir manteniendo el sistema. Pero, me voy del tema.
Bueno, el caso, es que de “jóvenes y viejos”, se había pasado a “jóvenes, mediana edad y viejos”.
La mediana edad, claro está, influida por esa obsesión creciente por conservar la juventud pasaba por la crisis de los 40, también llamada crisis de la mediana edad, límite que se había aceptado tácitamente para pasar de una edad a otra.
La crisis de la Mediana Edad
La definición viene a ser más o menos, esta:
“La crisis de la mediana edad es un concepto comúnmente asociado a la mediana edad y se refiere a un periodo de angustia o agitación que experimentan algunas personas. Esta experiencia no la comparten todas las personas, pero a menudo va acompañada de sentimientos de insatisfacción, una inquietud por efectuar cambios o una necesidad de desarrollo personal. A pesar de su reputación negativa, la crisis de la mediana edad puede considerarse una época de autodescubrimiento y crecimiento personal. Reconocer el significado de la mediana edad puede ayudar a las personas a navegar por esta etapa de la vida con mayor claridad e intención.”
Quédate con esta copla que dice varias cositas muy importantes: insatisfacción, autodescubrimiento y necesidad de crecimiento personal.
Y seguimos
Características de la mediana edad
“Los años de vida entre la juventud y la vejez pueden conllevar diversas alteraciones. Una de las más notables es la disminución de la forma física. A medida que avanza la edad, las personas pueden experimentar una reducción de la masa muscular, la densidad ósea y la flexibilidad, lo que aumenta las probabilidades de sufrir lesiones, dolor crónico y problemas de movilidad. Además, las capacidades cognitivas pueden verse afectadas, como la disminución de la memoria y la atención. Esto puede dificultar la adquisición de nuevos conocimientos o el recuerdo de hechos importantes.
Los cambios en los roles sociales y las relaciones también pueden ser frecuentes durante esta época. Muchos pueden convertirse en nidos vacíos cuando sus hijos se marchan y establecen sus propias vidas, lo que provoca sentimientos de soledad y soledad y la necesidad de redefinir las conexiones con la pareja y otros miembros de la familia. Además, las personas de mediana edad pueden tener que contemplar la planificación de la jubilación o reconsiderar sus objetivos profesionales en relación con la estabilidad profesional y económica.
En última instancia, este periodo de tiempo puede ser un momento de autoconciencia y contemplación. Las personas pueden reflexionar sobre sus vidas y evaluar sus éxitos, arrepentimientos y ambiciones. Es una oportunidad de crecimiento y autoexploración, que les permite contemplar sus principios y lo que es más importante para ellos. Sin embargo, también puede ser un periodo de tensión y desasosiego, ya que se enfrentan a su mortalidad y a los límites de sus capacidades físicas y cognitivas.”
Estos textos, en los que he hecho un resumen de lo que ha considerado hasta ahora la mediana edad, nos hablan de lo que ocurría hace unos 20 o 30 años, cuando la mediana edad era la correspondiente a entre los 45 a los 65 años.
La realidad a día de hoy es otra muy distinta.
Para cuando llegamos a esa edad, la mayoría ya hemos tenido varias parejas y acumulamos hijos, de una o varias de ellas y añadimos los de nuestras nuevas parejas. Si, si, un lío, pero que te voy a contar que tú no sepas.
El síndrome del “nido vacío” se ha transformado, con excepciones, en el “nido que no hay manera de vaciar”, ya que los hijos apuran todo lo que pueden el quedarse en casa de sus papas que no pagando facturas se está muy bien. Lo que se ahorran por ahí, se lo gastan en botellón, teléfonos móviles que valen un pastón y consolas a las que son adictos.
Lo siento, pero yo eso de que los jóvenes no tienen la posibilidad de marcharse de casa de sus padres, no me lo creo (si no te gusta lo que digo no tienes porqué leerme). Todos tienen móvil (la mayoría de los más caros, por no nombrar marcas), tienen consolas y los bares y las discotecas están llenas. Y, si hacen botellón, no es para ahorrar, es para poder seguir la fiesta más allá de la hora. Y en lo que se gastan en sustancias “para la fiesta” mejor no entro.
Así que ahora vamos al siguiente punto:
Retraso en el inicio de la madurez
“El concepto de madurez ha experimentado una transformación a lo largo de los años, y ya no depende de un número concreto de años, sino de una perspectiva y un estilo de vida. Este retraso en el inicio de la madurez puede atribuirse a numerosos aspectos, como los avances de la medicina y la tecnología, así como a la alteración de las expectativas sociales. A medida que ha aumentado la esperanza de vida, las personas pueden seguir siendo apasionadas y dinámicas hasta bien entrada su quinta y sexta décadas.”
Y, añado, este retraso también se ha producido en la aceptación de la responsabilidad de la propia vida. La “mayoría de edad” sirve para lo de tener derechos y reclamarlos, pero, en cuanto a las responsabilidades y obligaciones es harina de otro costal.
Dicen los psicólogos conductistas (cuya opinión no comparto, entre otras cosas porque soy Gestalt justamente por eso) que:
“Esto ha permitido una definición alternativa de la mediana edad que se centra en el crecimiento y la exploración personales. Muchos aprovechan esta oportunidad para emprender nuevas vocaciones, perfeccionar sus habilidades y recorrer el mundo. A diferencia de las generaciones pasadas, que podían sentirse limitadas en sus opciones al llegar a esta etapa de la vida, los individuos modernos pueden llevar vidas vibrantes y significativas hasta bien entrada la vejez, un testimonio del potencial de la tecnología y de una actitud cambiante hacia el envejecimiento.”
Y sigue leyendo que la cosa tiene su miga:
Cambios sensoriales en la mediana edad
“A medida que la gente se acerca a los cuarenta y cincuenta años, puede notar alteraciones en sus percepciones sensoriales. Estas modificaciones pueden influir en la forma en que se encuentran con el mundo que les rodea, e incluyen su capacidad gustativa, olfativa y táctil. Por ejemplo, algunas personas pueden notar que se debilita su capacidad para saborear ciertos sabores, mientras que otras pueden tener dificultades para discernir determinados aromas. Estos cambios pueden atribuirse a una serie de factores, como los cambios relacionados con la edad en los propios órganos sensoriales y las modificaciones en el procesamiento cerebral de los datos sensoriales.
Otro cambio sensorial que puede producirse durante la mediana edad es una disminución de la agudeza visual. Muchos individuos de la cuarta y quinta décadas pueden necesitar gafas de lectura o bifocales, ya que su visión empieza a alterarse. Esta alteración suele estar causada por un endurecimiento del cristalino del ojo, que hace más difícil concentrarse en los objetos a corta distancia. Sin embargo, hay otros factores que también pueden contribuir a alterar la vista, como determinadas situaciones médicas o medicamentos.
Algunos cambios sensoriales que se producen durante la mediana edad pueden ser beneficiosos, más que negativos. Por ejemplo, algunas personas pueden experimentar un aumento del sentido del oído a medida que envejecen, lo que les permite percibir sonidos que antes eran inaudibles. Este aumento de la sensibilidad puede deberse a diversos factores, como cambios en la estructura del oído o en la forma en que el cerebro procesa la información auditiva.”
Bueno, vale, sí, ¿y qué?
¿Nos hace eso menos aptos para llevar una vida social y profesional rica y eficiente en todos los sentidos?
¡Por favor! Que hasta tenemos “pildoritas del amor” (para no decir marcas) para ambos sexos, para seguir follando como locos hasta que nos dé un infarto.
Y siguen diciendo:
Desarrollo psicosocial durante la mediana edad
“A medida que las personas avanzan en la vida, experimentan un importante desarrollo psicosocial durante un periodo que suele denominarse mediana edad. Según la teoría del desarrollo psicosocial de Erikson, se trata de una época en la que los individuos tratan de conciliar el conflicto entre la generatividad y el estancamiento. La generatividad se refiere al deseo de hacer una contribución duradera a la sociedad, mientras que el estancamiento es un sentimiento de improductividad y falta de propósito. Así pues, la mediana edad es una coyuntura crítica en la vida de una persona, que permite reflexionar sobre los logros y establecer nuevos objetivos para lograr contribuciones significativas a su comunidad.
A medida que avanza la vida, las conexiones sociales de los individuos pueden volverse más íntimas, con menos relaciones, pero más conexiones significativas. Durante la mediana edad, estas conexiones suelen hacerse aún más estrechas, sobre todo con la familia y los amigos íntimos. Además, los roles sociales pueden cambiar, como convertirse en abuelos o jubilarse del trabajo. Estas nuevas experiencias pueden ser un reto, pero también ofrecen oportunidades de crecimiento personal. En definitiva, el desarrollo psicosocial que se experimenta durante la mediana edad es un proceso polifacético que da forma al sentido de uno mismo, a su propósito y a su contribución a la sociedad.”
Todo eso está muy bien. Pero resulta que Erick Erikson (los padres estaban de guasa. Permíteme la broma, pero es que lo han puesto a huevo) fue un psicoanalista estadounidense que publicó esta teoría en 1950.
¡Hace 73 años!
¡Anda que no han cambiado las cosas en 73 años!
Todo esto está más obsoleto que un ordenador en ms dos que guardo de recuerdo y que es más joven que esta teoría.
Más basura que se encuentra por Internet. No cito fuentes porque no las hay, me he tirado mis buenas horas, leyendo y recopilando webs que hablaban del tema. Y, dicho sea de paso, porque sino, no encuentro ni una palabra clave para posicionar el artículo y escribo para que lo puedas leer, que lo mismo hasta te interesa.
La sociología de la mediana edad
“Explorar la dinámica social de la madurez es un área de gran intriga para los científicos sociales. Trata de cómo influyen la cultura y la sociedad en nuestras experiencias de mediana edad. La investigación demuestra que se trata de una época de transformación considerable, tanto para el individuo como para la colectividad. Las personas pueden experimentar cambios en los papeles que habitan, sus relaciones y sus identidades, y estas modificaciones pueden tener un poderoso efecto en sus vidas.
Un punto importante en el estudio de la maduración es la forma en que la sociedad valora y ve a las personas de esta edad. En el pasado, se pensaba que el envejecimiento era un periodo lúgubre e infructuoso, en el que apenas se valoraban las contribuciones de los ancianos. Sin embargo, más recientemente, hemos asistido a un cambio hacia una visión más favorable de la maduración. La gente está redefiniendo lo que significa tener una edad madura, descubriendo nuevas perspectivas y desafiando las presunciones tradicionales.
Las estructuras y las instituciones también desempeñan un papel en la forma en que los individuos experimentan la maduración. Los estudios han revelado que quienes conservan relaciones y conexiones sociales sólidas suelen tener una maduración más favorable que quienes carecen de ellas. Del mismo modo, quienes consiguen mantener un empleo estable y fiabilidad económica tienen más probabilidades de sentirse satisfechos y realizados durante la maduración.
Las intersecciones de género, etnia y otras variables también influyen en la maduración. Las mujeres, por ejemplo, suelen tener que afrontar retos distintos, como la menopausia y el cuidado de otras personas dependientes. Del mismo modo, dependiendo de la cultura, los individuos de diversos orígenes raciales y étnicos pueden tener expectativas y experiencias distintas durante la maduración. Todos estos elementos pueden influir en la forma en que los individuos atraviesan la madurez.”
Patrañas y más patrañas.
Los mayores de 50 no tenemos más problemas que los que nos impone una sociedad, sobre todo laboral, que no sabe qué hace qué hacer con nosotros.
Las mujeres afrontamos nuestra menopausia como una liberación de los tampones y los embarazos indeseados. Los hombres afrontan la pitopausia con las “pildoritas del amor” y siguen palante. No hay más que mirar las páginas de citas para ver que el sexo no se acaba a los 50, ni a los 60, ni a los 70. Y que los abueletes y las abueletas están más que activos en los viajes del INSERSO o en las Residencias, si les dejan.
Que, a menos que tengamos algún problema de merma de nuestras facultades mentales (cosa de la que ninguna edad está exenta), nuestra mente es lo suficientemente ágil como para seguir siendo eficaces para cualquier empresa, añadiendo, además, nuestra experiencia acumulada. Que, si no sabemos, aprendemos. Y, casi seguro, con más ganas que un adolescente. Y que, la única razón por la que las empresas nos rechazan es porque nos tienen que pagar más que a uno de 20 años. Pero ¿es que la experiencia y responsabilidad no debe valorase?
En definitiva, la edad mediana, al parecer ya no existe. De lo cual me alegro porque no se ajusta en nada a quienes somos los que tenemos más de 50 años.
Que los jóvenes son jóvenes hasta los 40 y en el medio se han dejado una década (de los 40 a los 50) que se han quedado en una especie de limbo.
Y que ahora, existe la edad plateada que, alude a las canas, que ya no lucimos porque existen muy buenos tintes y que, dicho sea de paso, están de moda entre los jóvenes de 20 años que se decoloran el pelo para tenerlo gris que está muy de moda.
Pero que, con denominación de origen o sin ella, nos quieren convertir en unos marginados, a los que niegan el derecho al trabajo y el derecho a la jubilación.
A mí que alguien me explique, como pretenden que sobrevivíamos si no podemos trabajar (porque no nos quieren) y no nos dejan jubilarnos porque podemos trabajar que aún somos jóvenes.
Pues, compañeros y compañeras, no nos queda otra que sacarnos las castañas del fuego nosotros solitos.
Y, ya que estamos, al coger el toro por los cuernos, ponernos el mundo por montera y hacer, por fin, lo que nos plazca.
Y, créeme que querer es poder.